Tres dias para cruzar la gran llanura del Terai, tres dias rodeado de nepalis y sin apenas ver extranjeros. Viajar en transporte local por esta zona no ha sido tarea facil aunque el paisaje y la experiencia han sido excepcionales.
A mitad de camino entre la reserva de Chitwan y Darjeeling... Janakpur, ciudad sagrada para los hindus por encontrarse el Janak Mandir, construido en el lugar exacto donde el rey Janak encontro, siendo un bebe, a Sita... la esposa de Rama y heroina del Ramayana. Segun el texto, Sita, fue secuestrada por Ravana, el rey demonio de Sri Lanka y Rama fue a rescatarla ayudado por Hanuman, el dios mono. Cuenta la leyenda que Hanuman y Rama llegaron a Sri Lanka construyendo un puente que hoy quedaria bajo las aguas.
Dejando de banda la historia/leyenda... a Janakpur la recordare por ser una ciudad tipicamente india en territorio nepali, por la inmensa suciedad de sus calles y, sobretodo, por tener que abandonar la habitacion sobre las 4'30 de la manyana... pues ni el saco, ni la mosquitera eran suficientes armas protectoras como para protegerme de los ataques del enjambre de mosquitos que habitaba y dominaba mi habitacion.
El resto del trayecto hasta llegar al pueblo fronterizo de Kakarbhitta fue toda una aventura. Un enorme rio se habia llevado meses atras la carretera que lo atravesaba y la unica forma de cruzarlo... era subiendose a una de las masificadas pateras. La incomidad/el contratiempo quedaban olvidados por el entorno. Precioso.
Ya en la otra orilla, conte hasta 45 personas + equipajes + grandes sacos de verduras en el techo del autobus cuando este se decidio a arrancar... al ver que era imposible subir a alguien/algo mas.
Hasta ahora nunca habia viajado en descapotable... y descubri que el sonido del aire resulta mucho mas agradable que el de un motor :)
A Darjeeling llegue anocheciendo y con media ciudad en una plaza donde se celebraba el festival de Gorkhaland. En el reivindican con musica y danzas tradicionales un nuevo estado para esta region que hoy por hoy pertenece a Bengala.
Si algo impresiona al llegar a Darjeeling es la gran cantidad de etnias y religiones que la habitan, las vistas al Khangchendzonga y los campos de su famosisimo te que la rodean. En Darjeeling no hay templos hindus, ni vacas, ni gente descalza.
Resumiendo: Ni Janakpur parece Nepal, ni Darjeeling la India.
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